Arriesgarse por una hermana es delicado, se pone en juego tu credibilidad, la confianza, entre otras cosas, taparla para que pueda carretear, y además yo carretear con ella (cosa que no me molesta en lo absoluto), pero así ha sido por poco tiempo, algo de un año, tiempo en que, puta que han pasado cosas.
Quizás, la noche del 18 de Diciembre fue, como dije yo, “el comienzo del fin”, muchas cosas pasaron en esa fiesta, desilusiones, ilusiones, cosas que no valen la pena hablar y otras que no se pueden hablar, pero esencialmente se estructuro de mejor forma esta relación tan amistosa con mi hermana, casi amigos, eso si, no lo somos, somos solo hermanos.
Pero el vaso que rebalso la gota (me da lo mismo como sea) fue el 01 de enero del 2005, donde gracias a mi bolsillo, pudimos hacer maldades con un grupo de amigos, maldades alrededor de una botella, sumidos en algo tan básico como una botella de pisco, fue corto pero intenso, abandonamos los trajes de niños buenos para desatar los temores escondidos que trae consigo el alcohol, fue el comienzo de esta joven con su mayor vicio, deseo, fetiche…
El punto es que después de esa noche, después de una borrachera elegante, sin desmanes ni televisores apagados, menos Guajardo o algo por el estilo. Solo hubo buena onda, y eso basto y sobro. La hora nos decía que debíamos volver al hogar, pero mira estas condiciones y quieres que volvamos, no podemos; yo repuse la cara, un gran suspiro, y ojala todo salga bien.
Conmigo todo OK, no hubo quejas ni reclamos, lo asumí bien, pero la cabra hizo todo lo que no debía hacer, hizo lo que nadie haría… eso si, si creen que se puso a bailar arriba de la mesa, se equivocan, eso no paso.
Entro, la sostengo y la meto al baño, me lavo los dientes, pero ella no, grueso error para una noche así, me olía que algo iba a quedar mal. Yo voy directo adonde debía dormir, pero la niña no hallo nada mejor que ponerse a discutir con su madre, peleas por tonteras donde es mejor callar, pero el cuerpo en ese estado hace solo webadas, nada que hacer.
Su madre noto algo raro (digo su madre porque no es mi madre (¡gracias a dios!)), algo raro en ella, en sus reacciones y en su olor, no hablemos de fermentación pero si de olor a alcohol, olores que solo delataron la media noche de juerga y alcohol.
No entiendo porque tanto el enojo de esa noche, era año nuevo y había que celebrar, pensaron que con un castigo iba a bastar, no sabían que de ahí en mas este escenario se iría repitiendo un par de veces mas, ¿era a eso lo que temían? Quien sabe, hasta ahora yo me entretengo de los castigos de mi hermana, y pienso como defenderla, pero no sirve, algún día resultara.
